miércoles, 17 de diciembre de 2008

Del Asociacionismo al Corporativismo

Por Juan I. Agarzúa


En 1857 se crea en Buenos Aires la primera organización obrera del país, la Sociedad Tipográfica Bonaerense. Esta primera forma de asociación obrera es consecuencia de la masiva ola de inmigrantes proveniente de Europa, italianos y españoles en su mayoría, que venían con aires socialistas y anarquistas producto de las revueltas sociales y políticas que aquejaban al Viejo Continente.

Claro está que ya nada queda de aquella organización, que respondía a los principios del asociacionismo promovido por los utilitaristas (liberales radicales) del siglo XVII y XVIII que creían que estas formas de asociación y organización daban lugar a una ‘escuela de ciudadanía’ (Tockeville, 1805-1859).

El número de gremios y sindicatos (en su forma originaria) fueron difundiéndose y aumentando su número a lo largo y a lo ancho del país, registrándose las primeras huelgas en la década del ’20 y el ’30.

Se podría decir que durante las primeras dos presidencias de Perón fueron parte de la base de poder del cual se sustentaba el gobierno, y tuvieron un papel fundamental a la hora de tomar decisiones públicas y políticas, por ejemplo para concretar la tan ansiada Reforma Constitucional de 1949. Reforma que escondía bajo los artículos de políticas sociales la reelección presidencial.

Tuvieron su gran devacle, siendo tal vez las instituciones más golpeadas, durante los últimos gobiernos de facto a partir de 1976.

El retorno a la democracia fue significado de libertad y de expresión. Bienvenidas sean. Pero el decenio de los ’90 no hizo más que confundir y transformar esas libertades en un libertinaje barato sin control alguno por parte del Estado. Porque era justamente el Estado el que promovía la farándula política, mientras se cometían los mayores casos de corrupción de la historia, hasta ese momento.

Uno de los principios de toda organización gremial y/o sindical es la independencia y la autonomía total para con el Gobierno de turno. A partir de los ’90 se convirtieron en un brazo del menemismo, y actualmente del kirchnerismo, para concentrar más y más poder.

Reconozco que son muchos los casos en los que los trabajadores reciben grandes compensaciones y gruesos sueldos por sus trabajos. Y está muy bien. Pero cuando estos beneficios sólo encuentran como único objetivo la estadía en la cúpula del poder y la acumulación del mismo por parte de los dirigentes, dicha organización ha perdido sentido alguno. Se han convertido en corporaciones verticalistas, donde el trabajador ya no decide quién quiere que lo represente. Hay una dicotomía entre el dirigente sindical y el socio afín.

Ante el fallo histórico de la Corte Suprema de habilitar a ‘comunes’ (personas no afiliadas a un sindicato) para poder llegar a ser elegidos como representantes de los trabajadores, cualquiera sea el sector, Hugo Moyano pareció despertar de su ensueño K al comprender lo que esto realmente significaba: peder el poder.

Hoy, y ante este acontecimiento histórico, los trabajadores tienen la posibilidad de hacerse escuchar y manifestarse a través de la elección de su representante gremial. Y recalco la magnitud de la decisión de la Corte, ya que no está obligado el poder judicial en hacer jurisprudencia en cuestiones políticas.

Un gobierno se renueva cada cuatro años, o como máximo puede gobernar unos ocho. Y de igual manera, la sociedad a la que representan y gobiernan no es ya estoica, sino que cambia continuamente.

Una gran masa de la sociedad, la obrera, va a comenzar a cambiar las reglas de juego. Y es algo en lo que, desde mi punto de vista, ni el gobierno ni los sindicalistas más poderosos están preparados para afrontarse.

jueves, 11 de diciembre de 2008

25 AÑOS DE DEMOCRACIA

¡¡RAÚL QUERIDO SOS NUESTRA BANDERA,
A DONDE VAYAS YO LA LLEVARÉ,
Y EN EL BALCÓN DE LA CASA ROSADA

YO LA COLGARÉ
!!



Se han cumplido un cuarto de siglo de DEMOCRACIA ininterrumpida. Muchos de nosotros, jóvenes, no hemos sufrido ni vivido lo que significó el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional llevado adelante por las Fuerzas Armadas. Pero basta con lo que nos cuentan, lo que vemos y lo que investigamos por cuenta propia, para saber y entender que realmente fue la noche más larga y oscura que ha tenido que vivir nuestro país.
25 años más tarde, sólo tenemos que decir GRACIAS ALFONSÍN, GRACIAS U.C.R. y GRACIAS a todas aquellas personas que, votando por nuestro querido candidato o por el opositor, se animaron y se dieron el gusto de poder realizar el acto cívico más importante y más característico de la democracia: el voto universal, secreto y obligatorio.


25 AÑOS DE DEMOCRACIA
Más que una salida electoral, una entrada a la Vida


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jueves, 4 de diciembre de 2008